Algunas formas de medir el tiempo

En este collage trataremos de develar las misteriosas formas de medir el tiempo.
Para participar dale una leída a las reglas generales. La propuesta particular de este collage es que escribas un parrafo CHIQUITO por intervención.

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Comentarios

  1. Por más que los relojes y los calendarios simulen lo contrario, los días terminan cuando uno se va a dormir, y los años comienzan, cuando desarmamos la mochila que nos llevó de vacaciones.

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  3. Se cayó una perla de tu boca
    y por tu sonrisa ahuecada
    pasó el tiempo irreverente
    que ante nada se amedrenta.
    ¿Será el mismo tiempo
    que eroda montañas
    para convertirlas en desiertos?

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  4. Hay muchas situaciones que demuestran que un segundo (muchas veces) dura más de un segundo. Porque en un segundo te puede pasar toda la vida por delante (lo dicen Víctor Sueiro y muchas películas). También en un segundo orgásmico podés sentir que te desgarrás de amor y que el mundo brilla. Y muchos otros ejemplos que no vale la pena contar porque sólo tengo un parrafito. Pero también hay segundos que duran sólo un segundo, pero de esos ¿quién se acuerda?

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  5. ¿Cómo evitar que los acontecimientos se sucedan?, ¿Cómo retroceder el tiempo aunque sea un momento?, ¿Cómo explicarle a la mente que tu destino ya esta sellado, y que lo hiciste hace apenas unos segundos?, ¿Cómo entender que no va a haber una segunda oportunidad, que ya el olor metálico del humo gris inunda el aire y la mandíbula se tensa esperando resignada?, ¿Cómo comprender que se comprende demasiado tarde?

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  6. Desde el 21 de junio a las seis de la tarde, día tras día, en el hemisferio sur se palpita la llegada de la primavera. Todavía falta mucho, es cierto. Pero qué importa si también es verdad que cada vez falta menos...

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  7. Como geóloga puedo hablar de tiempos muy remotos, pero esos ya pasaron. Como mujer me vuelven loca
    las marcas del tiempo sobre mi cuerpo, pero de eso no me quiero ni acordar. Como mamá me asusta ver crecer a mi hijo tan rápido y no tener tiempo de disfrutarlo. Como escritora el tiempo me
    desafía, me empuja hacia adelante, me llama a seguir escribiendo.

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  8. Yo también tengo una galera negra. Tengo una paloma, un juego de naipes y un par de brazos sin mangas. Pero no sé, es raro, ya no estoy seguro de saber cómo usarlas.

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  9. El tiempo vuela como la mente del poeta fumado. Se arrastra como la caparazón de la tortuga ninja. Se derrite como la manteca en la uña de tu monstruo. Se disfruta como la sangre en el paladar del Conde. Vuela, se arrastra, se eschicla, se estira, se vuelve a recluir, recorre tu existencia sin despeinarse.

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  10. Dos númeritos separados por dos puntos al lado de dos númeritos más. Negros, los cuatro. Sobre fondo gris. A la derecha. Abajo. Miran muy fijo a los ojos. Y a diario preguntan: ¿por qué nos mirás tanto?

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  12. Si duermo hasta el mediodía, espero el ascensor una hora, me pido una grapa, salto a la mesa y renuncio a la barra, si hago alguna de estas cosas no cuentes con mi llamado de cumpleaños, lo más probable es que esté demasiado viejo para recordarlo... ¡pero qué grande estás, che!

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  13. Una vuelta. La tarjeta firmada por todos y la invitación. Dos vueltas. Nadie se acordó de hacérsela firmar a la abuela, habría que dársela antes de que lleguen al salón. Tres vueltas. Las llaves del auto y las del departamento, la duda de ella acerca de si llevar su juego también. Cuatro vueltas. La billetera, los documentos, y llevame los míos ya que estás, que en la cartera no me entra más nada. Cinco vueltas. Celular, cigarrillos, encendedor, anteojos, chicle, plata, somos los padrinos del civil, justo nosotros vamos a llegar tarde a la iglesia, siempre dando mil vueltas para salir, no cambiás más, por qué no te preparaste las cosas ayer a la noche, vos no te olvidás la cabeza porque la llevás puesta, yo estoy listo hace cuatro horas, entonces para qué seguis dando vueltas alrededor de la mesa... Y como el reloj tiene un diámetro considerablemente menor al de la mesa del comedor, las agujas pueden girar muchas más veces que ellos dos y nuevamente son los únicos que llegan tarde.

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  14. Entonces noto que: si puedo concentrarme; omitir fechas pero formar una imágen de la última vez que te vi...tal vez pueda también mezclar los naipes de nuevo, y buscarle mangas a mis brazos para recuperar la memoria.

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  15. El tiempo en las partidas es inexacto. Se siente haber dejado la tierra para sumergirse en un océano curvo. Si el corazón acelera el pulso, la boca aumenta de trazo, y nuestra anatomía se parte en millones de esferas de aire rodando a extinguirse. Casi al borde del nado el chasquido espera a la bestia y la convierte en mariposa.

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  16. Todavía no se terminó el agua de la pava, y sigo con la mirada embroncada y fija en el reloj de pared, que me quiere vender la ilusión democrática y circular de que todos los minutos son iguales. Algunos serán irrelevantes, a lo sumo; como los veinte minutos que estuve esperando el colectivo, los cuarenta del viaje, o los quince que tardé en caminar las tres cuadras que hay entre la parada y la casa de mi tía. Pero un minuto no es sólo duración, no sirve ponerle fecha de vencimiento a los sesenta segundos y subestimar sus sabores, sonidos, anécdotas, sacrificios, bostezos. El reloj nunca aprende a medir un minuto verdadero, prefiero ignorarlo y mirar la hora en el vapor que larga la pava. La prueba más convincente son los interminables monólogos de mi tía, que de acuerdo al minutero sólo ocupan el recorrido de poco menos de un tercio del cuadrante. En cambio el humo de la pava está por apagarse. ¿Querés que calentemos más agua?

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  17. A dios le llevó seis dias crear el universo. Al universo le llevó diez mil millones de años crear nuestro sistema solar. Nuestro sistema solar se demoró cinco mil millones de años en desarrollar la vida en nuestro planeta. Nuestro planeta pasó unos trescientos millones de años produciendo dinosaurios y otros ciento cincuenta millones extinguiéndolos. Al hombre le tomó unos tres millones de años evolucionar del mono. Y a mi, a mi me alcanzó un parpadéo para enamorarme de vos.

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  19. - Y..¿Hace cuanto que estas? - Un poco más de cinco años. - Ah, mucho. Dijo el hombre cansado. - Ah, bastante. Dijo la señora sin maquillaje. - Ah, nada. Dijo la chica con pico dulce. - Ah. Dije yo.

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  20. -¿Tenés hora?
    -No
    -¿Y cómo hacés?
    -¿Para saber la hora?
    -Sí
    -Miro el sol
    -Ah ¿sí? ¿y que hora es?
    -Son las tres cuartos cielo y media terraza del edificio de al lado con nube
    -Aaaaah

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  21. Él, juguete de los dioses, se escurre. Probé: lo rompí y la arena saltó al ojo ahora morado carmín. Sueltas, las agujas me flecharon la nostalgia. Hoy es 29 de febrero y el sol no sabe qué hacer.

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  22. Es como cuando uno muere, va al cielo y se encuentra con dios. Entonces uno hace la pregunta:
    - ¿Por qué yo?
    Y la voz que no acepta réplicas contesta:
    - Se llaman luciérnagas pero igual se apagan.

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  23. Caminaba al cine desconcertado, pensando porque ya no vendían mas las pizzas en porciones y lo poco practico que resultaba la pizza individual que no permitía comer, al mismo tiempo, una de muzza y una de fugazza con queso. Al llegar miró el cartel que indicaba “Hoy: El manto de los milagros”. “Debe ser la nueva película de Hollywood”, dijo emocionado, aunque unos instantes mas tarde estaba emprendiendo, abatido, la vuelta a su casa. Había visto a los hombres en camisa y corbata de la puerta que hablaban de la solución de todos los problemas.

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  24. Azul francia, niñez digital con dibujitos en fucsia.
    Unisex, blanco y negro, recibido con una sonrisa que dijo: Faaaaa ¿ es para mí?
    Rectangular, con detalles en dorado, propiciando glamour.
    Con una cabeza egipcia de fondo, sospechosa, testigo del robo en la calle Humberto.
    Japonés de metal, elegido por Jorge para que Juancho se lo regale a Josefina. Y apropiado por mí.
    A Mafalda no le gusta la sopa y a Julio no le caen simpáticos los relojes.
    Les confieso que yo adoro a los cuatro.

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  25. Leyó el cartel que decía: “Prohibida la entrada, pues detrás de esta puerta se halla la eternidad”. Perplejo se apartó un instante y pensó: Tal vez pueda espiar de que se trata aunque no pueda pasar.
    Se agachó para mirar por el ojo de la cerradura. En letras muy pequeñas alrededor de la abertura se podía leer: “Ahora”. Entonces comprendió que era inútil. No he hecho ni haré otra cosa, mas que espiar por ese agujero...

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  26. Una vez alguien me dijo que solo hay dos cosas en la vida que no tienen remedio: la muerte y el paso del tiempo.Cada instante es único e irrepetible, pero esas líneas que pueden verse sobre los pizarrones de muchas clases de historia...tal vez debieran tener varios trazos remarcados.

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  28. Permanecí inmóvil en la silla. Una mariposa descansaba en el lomo de la perra que dormía al sol. El naranja fuego de las alas en el pelaje blanco hipnotizaba. No era asombro ni simple contemplación. Era envidia, roja por el sol. Porque en el silencio guardaba el secreto de los segundos.
    Y porque el naranja le quedaba bien.

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  29. No tengo relojes. El último que tenía está en el fondo del mar. No intenté buscarlo, tal vez se quiso ir a medir otros tiempos.

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  30. Despertador que me lleva a mis habituales tostadas con mermelada, ropa que me viste, papeles que pelean con la insistencia de mi computadora, conversaciones que resuelven y otras que distraen, subidas y bajadas en un mismo lugar, comidas que dispersan energías, escapes de escritura, regresos con mochila, la abusada frase de hogar dulce hogar, la complicidad de mi libro, el abrazo en que descanso, la ducha que me baña el día, y así repetiría… Y mientras, me esfuerzo por ensayar la diversidad de verbos que existen. Sueño, imagino, beso, escribo, practico, camino, corro y respiro en etcéteras… Insoportablemente cotidiana.

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  31. El paisaje era paradisíaco. El agua transparente invitaba al snorkel. Me dejé fascinar por el mundo submarino, por la fauna cautivadora. Me hipnotizó el impulso de mi propio cuerpo sumergiéndose en lo desconocido. La remera evitó que el sol me lastimada los hombros y la espalda. Cuando volví a la playa mis cachetes estaban al rojo vivo. No me di cuenta. La cola less y el snorkel no se llevan bien a medio día.

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  32. (el reloj hace ruidito a sopa)

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  33. Solía mirar el mar. Se le perdían los minutos entre la arena. Cuando se levantaba, empezaba a caminar rápido y sentía que la escena se alejaba, que la estaba olvidando. Para recordarla sabía que debía detenerse.

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  34. Toda su vida le sacó filo a la aguja; cuando las penas se hicieron dueñas de su rostro, abandonó y se convirtió en segundero.

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  35. Y en algún mes de agosto comprendió que todos llevamos un niño dentro del corazón. Cuando otra mujer (tan arrugada que no apoyaba sus pies en el suelo) supo explicarle que el equilibrio está en no perder el asombro de la infancia...pero asimilarlo con la sabiduría que dá el paso del tiempo.

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  37. Existe un pa�s donde no hay panader�as, entonces los beb�s nacen con un almanaque bajo el brazo.
    Y cuando se cae la �ltima hoja del �ltimo d�a el beb� muere.
    A veces deja en su lugar a un ni�o o a un casi-adulto, a un p�jaro o a una ternura. Pero lo m�s probable es que al irse s�lo deje un abismo.

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  38. Tengo que ir más seguido a la peluquería. Despertarme a la mañana es cada vez más dificil. Para mover la balanza diez gramos me tengo que morir de hambre un mes. Las horas de trabajo me rinden cada día menos. No soporto la música fuerte ni las aglomeraciones de gente. ¿Qué pasa, me estaré poniendo vieja?

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  39. Un hombre inventa una máquina del tiempo. Luego, cuando algo le sale mal, tiene la posibilidad de retroceder y volver a intentarlo. Esta operación puede repetirla tantas veces como lo necesita hasta que la cosa le sale bien. De hecho le toma tanto el gusto a esto de viajar por el tiempo, que cuando algo no le sale tan mal, regresa igual para probar otras posibilidades. Así, vive detenido en todos los tiempos, que es lo mismo que no estar en ninguno.

    (autoafanado de Máquina de tiempo

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  40. La pared con marcas de lápices y lapiceras. De verde y celeste, con ceros y con unos. Números gordos o cuadrados y más arriba temblantes y grandes, así, como un ojo de pez. Con años y meses escritos con A y con M, que dejan el blanco y la cal y que luego se pegan y se amasan.
    – Córrete, ya está. Y el libro suspendido en el vacío de cabeza deja otra marca y ojos gigantes de felicidad.

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  42. Las hojas estaban amarillas. Lo abrió y como si fuera de papel, una rosa color pasado se deslizó por sus piernas. Recuerdos de otros tiempos la visitaron mientras observaba los pétalos arrugados y marchitos como su propio rostro, como su vida.

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  43. El reloj comenzó a crecer. Se hizo tan grande que tapó a los edificios más altos.Muchos no lo llegaban a distinguir,se confundía entre las montañas y las nubes. Algunos comenzaron a inventarse sus propias horas.

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  44. ¿Cuánto tardará, un globo que acaba de librarse de una mano sudorosa, en llegar allí donde quiere? Un instante durante toda la eternidad.

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  45. Qué triste el día
    que elegí dejar de creer
    en los reyes magos
    Qué triste el día
    que ya no supe decir
    entre buenos y malos

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  46. El reloj de mis sentidos late en la rendija de una sonrisa medio rota en una foto. Sin embargo, no consigo despertar ningún regreso en las citas de las agendas guardadas.
    Tampoco puedo recordar las cosas que han vivido aquellos que me imaginaron antes de mi propio tiempo.
    No obstante, todo está aquí, en el brusco destello de tus ojos.

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  48. Porque sos el orígen, porque vengo de vos, poque mi piel es tan suave como la tuya y mi rostro y el tuyo se parecen tanto, porque nos hemos pasado la vida rivalizando por todo, porque a veces se invierten los roles y no sabemos cual es cual, porque hoy puedo entender más que nunca lo que significa esta palabra, es que en mi soledad de mujer te nombro y te llamo, mamá.

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  49. Hoy: lo peor. Te despertaste creyendo que faltaba una eternidad para que suene el maldito. Fuiste al baño caminando tranquilo, al llegar a la cocina giraste la cabeza empastada de mañana y la hora te pegó justo en la frente: faltaban sólo quince minutos. Y entonces, las preguntas: ¿para qué sirven esos minutos? ¿tiene sentido volver al calor de la cama cuando no te vas a llegar a dormir? ¿qué ente perverso te despierta de un hermoso sueño quince minutos antes de lo previsto?
    Las horas pasan, las respuestas no llegan y tu malhumor no se va.

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  50. El tiempo se mide contando...
    ... pares de zapatos sucios debajo de la almohada
    ... las lágrimas del suero que cae
    ... cádaveres de cucarachas
    ... lunes hastiantes sin empezar
    ... toses que provocan insonmio
    ... las cucharadas de veneno que no tomaremos hoy
    ... las migas de la miseria
    ... orgías de colillas agrias
    ... los vidrios rotos de tu infancia de plástico
    ... las botellas vacías sobre y bajo la mesa
    ... casi los mismos tres deseos que se transformarán en lápida.

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  51. Los carnavales de mes y medio. Las agendas con los "qué será de...". Los yogures hasta el proximo sabado. Los casettes que nos gustaron algun verano. Y tantos boletos encontrados en algún bolsillo sin fondo.

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  52. Porque el tiempo no perdona, porque pasa por cada uno de nosotros ,cuando dormimos y cuando no, el unicamente cumple su mision.
    Por eso intento inventar un reloj que mida el tiempo fuera del tiempo, que lo licue. Un reloj deforme, sin agujas, esa que nos clavan el alma
    Un reloj a mi ritmo, acorde a los latidos de mi corazon, al aire que respiro....

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  53. Y por la noche apareció un sicario del tiempo asesinando a las agujas que marcaban el ritmo de mi corazón, dejando pronunciadas arritmias en los tiempos de mi vida.

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  54. Y mientras redactaba extensos papeles anónimos, el destino asomó su dedo desde la eterna eternidad y empujó el reloj que yacía tranquilo en la pared.
    Este cayó, se desarmó, y el segundero fue a parar sobre el escritor, donde atravesó con sádica delicadeza su ojo izquierdo.
    La sangre pintarrajeaba de rojo el papel blanco.
    Siguió escribiendo.

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  55. Tic tac, tic tac, lentamentamente se asomó el ojo izquierdo, tic tac, se negaba el derecho, tic tac, se abrieron los dos, su boca pastosa masticaba saliva de cevernet, tic tac, el viejo reloj amenazaba con despertarlo por segunda vez, tic tac, se levantó lentamente, tic tac, apoyó su pie derecho sobre la alfombra, tic tac, encendió su 29 pulgadas, tic tac, y se vio en un informe, tic tac, mas joven, vestido de arlequín tic tac, con manchas de calibre 38

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  56. ... y volvieron los amigos, las risas, las rodillas sucias ensangrentadas de vereda de baldosas amarillas... Volvieron los helados pegoteados resbalando por los dedos. Mis manos, aferradas fuerte a las tuyas cuando cruzábamos la calle, también regresaron... como mis pequeños pies, tan chiquititos, que en tus zapatos cabían miles de ellos, para bailar miles de milongas, miles de noches de verano. Todo eso volvió, pero el tiempo se me fue. Te me fuiste, me fui yo. Ya no soy esa persona, y... ¿y el tiempo? ése es siempre el mismo, pero tampoco vuelve nunca... si supiera dónde está, me daría una vuelta de vez en cuando...

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  57. Pero ya es tarde, demasiado tarde, son las doce
    ¿Por qué llega tu imagen a mi mente?
    ¿Por qué cambias tus planes a última hora?
    ¿Estás con alguien más? Oigo voces
    Siento cerca tu cuadrante
    Me encanta tu perfume, eso te salva
    ¡Qué tortura! Los minutos mueren
    Una fase de la luna me ilumina fría
    Pero me altera que tus tiempos quemen
    Quisiera cubrirte con un minutero
    Y que un reloj de arena te reemplace el alma
    Mi amor no soporta tanta espera
    No quiero tener tolerancia cero
    No sé si matarte y esconderme en un armario
    Quiero ser sincero, sé que todo llega
    ¡No te quiero, pero quiero que llegues a horario!

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  58. No te vayas. Porque ya sé que el tiempo es frágil pero no quiero que esa ley se aplique en tu caso. Porque nos faltaron compartir un montón de viajes. Porque no fui el mejor hijo pero tampoco el peor. Aunque compartimos pocos gustos, pero muchos genes. Aunque no te pueda prometer unas vacaciones juntos. Quiero que te quedes. Para estirar el tiempo con anécdotas. Para seguir compartiendo cenas. Para que veas crecer a mis hijos.
    Por todo eso y por mucho más: Quedate Papá.

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  59. Quiero saber a dónde van las estrellas cuando mueren.
    Me contaron de un lugar escondido del tiempo; de un espacio de luz sobre el mar, más allá del cielo.
    Donde se pueden leer las estaciones del año, y releer el verano, o perderse en una página de primavera, si así se desea.
    Me contaron que allí no existen percianas, ni de ese-este lado, ni separados.
    Donde el sol respira sin poder contar la inmensidad de los latidos de su corazón, y se puede ser feliz sin razón mayor que el amor; y se puede gritar.
    Quiero saber dónde está, y llevarte.
    Tengo un sueño continuo, estás siempre vos. Te lo digo:

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  60. El tiempo se detiene, suspende el paso, se pliega sobre sí mismo y despliega una escena que da lugar a otra.
    Las historias se cruzan. Los personajes entran y salen, van y vienen como las olas tejiendo la trama. Pendientes de la mirada ajena, los ojos del otro son la propia carcel.
    Sólo el instante, el tiempo detenido en poesía, logra desarmar el caparazón para que aflore ese único segundo en el que ocurre todo.

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  61. -Mmmmmuuuuuuuuuuu -sacude su hocico para espantar esa mosca de tres de la tarde.

    -Mmmmmuuuuuuuuuuu -rebolea histéricamente su boca sobra la alfalfa.

    -Mmmmuuuu -la pica un mosquito en la parte posterior del lomo.

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  62. El tiempo también se mide con...
    ... papeles de golosinas
    ... entradas gratis al cine, a recitales o a tu cama
    ... carcajadas brillosas
    ... los dientes de tu cierre que se abre para mí
    ... flores de mentira y de jugando
    ... metros de charlas reales, virtuales e imaginarias
    ... las gotas de lluvia que caen sobre mi paraguas
    ... letras de sopa volcada sin querer
    ... las cuerdas unidas al diapasón del artista
    ... pequeños centímetros de gloria
    ... renovados tres deseos que se lleva el humo de la torta y que siempre se cumplen.

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  63. Hay mañanas en que te pienso tanto
    tratando de libarle emociones al recuerdo
    que mi vida parece volverse.

    Me levanto de la cama mientras veo como me acuesto.
    Me meto en la ducha mojado
    y salgo seco y empastado.
    Termino mi taza de café y tengo un sueño de muerte.
    Al salir consternado del trabajo, veo cómo uno igualito a mí
    ficha y sonríe la jornada.

    ¡Qué aliviante viento en la nuca al bajar del colectivo!

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  64. Esa agua (tan pura y cristalina) que alguna vez supo quitarme la sed, hoy sabe al vinagre de tus cuatro corpiños gastados. No es cierto, a simple vista, que haya confundido el lugar…es que, simplemente y sólo tal vez, ninguno de los dos seamos los mismos.

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  65. Oyente observo en silencio
    la vida ajena sucede ante mis ojos
    en un instante me toca un hombro
    y me dice ¡movete! ¡el tiempo se escapa!
    No puedo. Me detengo.

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  66. El tiempo de la búsqueda terminó cuando te conocí. Y entonces empezó otro tiempo, el de construir lazos, de identidad, de pertenencia, de código de dos. Es el tiempo en el que estoy inmersa, un océano de vos, de mi, de nosotros. Es el tiempo del amor.

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  68. Copio mis llaves y un listado a tachar.
    Rayo la ansiedad con un fibrón negro.
    Lleno la valija y vacío la heladera.
    Una hora, dos horas, tres horas, cuatro horas, cinco horas, seis horas, siete horas, ocho horas, nueve horas, diez horas, once horas, doce horas.
    Doce horas y las voces que por teléfono no tienen arrugas son abrazos y perfumes y que largo que tenés el pelo y cociné el pescado que vamos a lo de la abuela y a las seis llega tu hermana y decíme que querés por cena y te puse el velador y la almohada bajita y que mañana te despertas en casa.

    Si esta vez no lloro me saco una foto.

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  69. Y si lloro me rescatará el tiempo.
    Porque es tiempo de volver a vivir
    No de rasquetear por los andrajos del olvido
    Ni transitar por los senos desempolvados del viento
    Hay que enredarse en los ruidos costumbristas
    Y alojarse eternamente en las ramas del mar
    Saludar a Alfonsina, fotografiar su boca
    Discutir sus poemas sin mirar atrás
    Es tiempo de sumergirse en olas sin aguas
    En crestas sin puntas, en cristales disueltos
    Y en relojes de océanos que murmuren el tiempo.

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  70. Si mirás fijo al cielo te das cuenta de que el tiempo no tiene ningun valor. No hay tiempo que mida la formación de una tormenta, ni segundos que cuenten la caída del sol, ni minutos que digan cuánto viven las estrellas. Vení, sentate, contemplemos.

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  71. No quiero que el olvido nos oxide. Aunque las letras no tienen fecha de vencimiento, pero dicen que el tiempo todo lo puede. Por eso vengo, estoy, escribo, invito, sumo. Y de paso me saco esto que se me atragantó. Porque hoy es un martes menta.

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  72. Forzó el movimiento de las agujas, que empezaron a girar en sentido contrario. ¡Volvió el tiempo atrás!
    Desde entonces, vivir es desandar. Hasta la primera vocal. Hasta el Big Ban.

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  73. Andaba por aquélla plaza: la plaza que a pesar de pertenecerle a todos, sólo era mía... con sus rostros desvanecidos. Allí me sentaba en la banqueta recién pintada, pensando en los caminos que llevan a la plaza central; Edén Imperfecto, le llamaban.
    Tic, tac, tic, tac
    Un vacío, y de pronto no había más plaza, ni banqueta ni sueños, sólo sábanas tibias en una habitación extraña. Hasta aquí llegué! Los relojes infames en mi cuarto morirán para que me pueda reunir con mis pensamientos en el Edén Imperfecto.

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  74. en realidad los relojes no mueren, se derriten como en el cuadro de Dalí y somos nosotros lo que en algún momento dejamos de tener cuerda, nos detenemos, el tiempo es agua entre los dedos y se escurre veloz mojándonos apenas.

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  76. Un segundo es igual a 9.192.631.770 períodos de radiación correspondiente a la transición entre los dos niveles hiperfinos del estado fundamental del isótopo 133 del átomo de cesio, medidos a 0 grados kelvin. Si la definición de una medida fundamental del tiempo es tan exacta, ¿por qué cuando estoy esperando que me corrijan un examen el tiempo parece arrastarse? ¿Por qué cuando estoy con ella, parece detenerse? ¿Por qué cuando escribo pierdo la noción de él? ¡No me engañen! El tiempo no tiene nada de exacto.

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  77. Hoy, tuve un minuto de mi cielo iluminado.
    Quince, de un viaje en colectivo supersónico y en ojotas.
    Un pucho a medias, con mi computadora, de tres minutos y medio.
    Dos, de tu sonrisa post coito, mezcla satisfecha de picardía y regodeo.
    Cinco, del frenético ejercicio de mi mano en una bolsa de pochoclos.
    Once, del final de un partido de truco sin un ancho.
    Veinte, de la ventisca polar que me persigue y me tiene sin oyuelos.
    Ciento cuarenta y ocho segundos, de una procesión de flores.
    Y, en tan sólo dos segundos de un duchazo torpe
    -agua fría esquirlando mi espalda-, me di cuenta:
    la droga más intensa es el pensamiento.
    Cada instante en esa hora, me pegaba un aforismo de astrobiólogo:
    “Cuando nuestro planeta personal se mueve,
    lo hace desde el pecho y no desde la cabeza”.
    Sin embargo, después de ocho horas de laburar con cerebro y corazón
    (entidades inseparablemente funcionales a la vida),
    elijo dejarlos colgados en el guardarropas
    (numerito en la cartera para no extrañarlos)
    y que mi mundo se mueva al ritmo de mis pies
    abriéndose paso en la pista, sin otra ambición que
    bailar hasta que ya no exista límite entre el yin y el yang.

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  78. Es el tiempo de los verdiflores
    y la playa esta colmada de primavereantes.
    Despido tu barco que zarpa
    y cruzo a mojarme los pies
    en el abismo de este mar helado
    que te llevatrae
    navegante.
    El tiempo te sucede de a ratos.

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  79. Allá en el fondo está la muerte, pero no tenga miedo. Sujete el reloj con una mano, tome con dos dedos la llave de la cuerda, remóntela suavemente. Ahora se abre otro plazo, los árboles despliegan sus hojas, las barcas corren regatas, el tiempo como un abanico se va llenando de sí mismo y de él brotan el aire, las brisas de la tierra, la sombra de una mujer, el perfume del pan.

    ¿Qué más quiere, qué más quiere? Átelo pronto a su muñeca, déjelo latir en libertad, imítelo anhelante. El miedo herrumbra las áncoras, cada cosa que pudo alcanzarse y fue olvidada va corroyendo las venas del reloj, gangrenando la fría sangre de sus pequeños rubíes. Y allá en el fondo está la muerte si no corremos y llegamos antes y comprendemos que ya no importa.

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  80. Gabo dijo:
    Aureliano, en cambio, dio un paso hacia adelante, puso la mano y la retiró en el acto. "Está hirviendo", exclamó asustado. Pero su padre no le prestó atención. Embriagado por la evidencia del prodigio, en aquel momento se olvidó de la frustración de sus empresas delirantes y del cuerpo de Melquíades abandonado al apetito de los calamares. Pagó otros cinco reales, y con la mano puesta en el témpano, como expresando un testimonio sobre el texto sagrado, exclamó:

    -Este es el gran invento de nuestro tiempo.

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  81. El tiempo corre, se desplaza, apura, empuja, late, circula, se acelera, se prolonga, se estira, arremete, vuela, se esparce, trasciende, traspasa, penetra, invade, conquista.
    El tiempo germina, brota, florece, fecunda, da vida, se propaga, reproduce, multiplica, clona, crece, madura, envejece, muere, se perpetua.
    El tiempo promete, da confianza, funda, cimienta, habita, amalgama, matiza, colorea, tonifica, sostiene, mantiene, equilibra, sopesa, limita, enamora, eterniza.
    El tiempo desafía, pone a prueba, da la cara, enfrenta, pelea, triunfa, derrota, estimula, reprime, somete, libera, acobarda, da valor, fideliza, traiciona, se compromete, se arrepiente, afirma, niega, se escapa, permanece.
    El tiempo en acción se da el lujo de ser dios.
    SANDRA 25/9/2007

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  83. "...Quiebro al tiempo contenido en porcelana, cambio gotas por minutos de cuerpo, estiro los latidos de mi espera, los llevo hasta sueños que hago nombre. Revelo mi desequilibrio con mis pies en la tierra, elijo quedarme en el suspiro vaporoso de mis días
    o tomo la vida y la hago líquida..."

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  84. " Tal vez el refugio de una última vez, te puso frente a vos mismo, en aquella mesa de bar...
    Quizá, la cuchara se llevó en su remolino centrífugo las lágrimas y el azúcar dulce te devolvió un poco de vida y detuvo el reloj en un " ahora es tu tiempo..."
    Lo cierto es que ahí, sentiste companía sin apuro.
    Alivio cálido, en miradas anónimas, en ojos ajenos.
    Entonces comprendiste porque existe uno en cada esquina. Porque alguna gente llega y otra se va...
    El café cura y cicatriza. Perdona y contiene.
    Se vuelve confidente.
    Se materializa en aroma y te envuelve en su fragancia.
    Se comparte, se lee, se desgusta y se sueña..."

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  85. ... y a veces nos perdemos de contemplar el amanecer, por pensar que en cualquier momento anochece.

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  86. Si, que tal, estaba mirando los relojes de la vidriera...
    Como no, dígame cual es el que vio.
    Ese, el celestito con números romanos...
    Acá está, que le parece...es un aparto muy confiable y es sumergible.
    Esta bien. ¿Tiene mas? Voy a llevar un kilo y medio.
    Váyase o llamo a la policía.
    Deje ese teléfono no sea pavote.
    Me llevo aquel de malla negra y cuadrante dorado y no lo molesto más.

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  88. Desde que mi reloj murió, tengo más tiempo para aquellas cosas que nunca llegaba a hacer. Remoloneo en la cama. Me entretengo en el colectivo mirando por la ventanilla mi reflejo despeinado. Me río cuando descubro una media blanca y otra rayada enfundando mis pies. Calculo los diferentes eventos que deberían ocurrirles a quienes viven con dos minutos más o tres minutos menos de la hora oficial. Llevo dos libros terminados en algún café de la ciudad. Tengo un nuevo amigo a raíz del ¿tenés hora? en un banco de plaza. Y hasta mejoró mi postura corporal. Ya no vivo estresada porque, si no tengo ningún parámetro para medir el tiempo ¿cómo puede ser que esté llegando tarde?

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  89. Me guardo en un bolsillo, elijo estar quieta y no asomarme a la ventana...
    Me despego las costuras de mi cuerpo y soy más que un verbo, multiplico...
    Descubro los dos lados del tiempo, soy una cara destapada al mundo o una hoja seca sin vuelo.
    Y tiro mi moneda de nuevo...

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  90. Y claro que no es una piedra, si se escapa con un ritmo espeso de la mano de Julián, que boca abajo respirando el suelo de baldosas, roza con la yema del ultimo dedo, el caparazón de calendario. Tarda diecisiete pasos en recorrer un minuto, aunque la mañana se derrita, sin conmoverla, como no lo habría hecho sostener el mundo cuando era pesado y plano.

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  93. Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente el reloj, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás contigo. Te regalan -no lo saben, lo terrible es que no lo saben-, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días, la obligación de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia de comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj.

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  94. El reloj está roto. Ahora entrás en mi cuerpo repetidas veces.

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  96. Stop, mide tu tiempo frente al espejo.
    Stop, te lo estoy advirtiendo.
    Ya es muy tarde... ya has visto los zurcos que antes no estaban y las canas que antes no te abrazaban la cara.
    Es el tiempo que no perdona o son tus ojos que no lo hacen?

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  97. Imagínense una foto de un blister de pastillas anticonceptivas,
    cuatro filas de siete
    doblado algo
    roto
    por el uso
    con una calcomanía en la parte superior que dice: (dos puntos)
    lunes martes miércoles jueves viernes sábado domingo / un día
    sobre cada pastilla de la primera fila
    siete
    que ahora no están, porque solo quedan dos rojas
    abajo
    al fondo
    del final
    de decidir si parar o devorar
    otro
    o si te dejan
    porque
    de todos modos
    hay que sangrar ésto.

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  99. cuando te llamé y corté, cuando atendiste
    la primera cita a la tarde mi corazón latiendo
    de litro
    porque el café no se comparte,

    cuando descubrimos la cama nos hicimos un cuerpo y me olvidé de la ropa de
    la noche cuando me animé a
    usar las dos palabras
    y ésto de decirte el nombre completo

    como si el tiempo se midiera por los metros de sueños en
    escaleras
    un departamento
    con vista a verte,

    cuando pasé la lengua, prové y
    me quedé encantada del plato

    como por arte: magia

    porque dejamos de decir -llegaste tarde-
    para estar más tiempo hablando de -ésto-
    de que si no estás te extraño (por eso te doy tantos besos)

    cuando dejé el paréntesis el punto las mayúsculas
    y te conté de mí de que yo te amo,

    como cuando
    jugando con los dientes
    sonreí porque alguien me dijo:
    no puedo creer cómo te cambia la cara cuando hablás de él

    y seguí hablando.

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  100. La clásica división del tiempo en segundos de minutos, en minutos de horas, en horas de días, en días de semanas, en semanas de meses, en meses de años, en años de siglos, en siglos de milenios... no me sirve. Yo mido el tiempo en quilómetros de distancia que nos separan y en lágrimas de dolor de ausencia.
    María Rosa León

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  101. Frente al espejo, el tiempo podría medirse en arrugas más, canas menos y... toda la parafernalia que acompaña al mal del alma naque. Pero sólo hay dos opciones para contrarrestarlas y ninguna de ellas me tienta: 1)morir joven (ese tren ya pasó para mí). 2) quirófano y un buen equipo de cirujanos plásticos de primer nivel (mis principios y mi precaria economía no me lo permitirían jamás.
    Afortunadamente nos quedan estos espacios de Cruzagramas y todos los conjuros del poder infinito de la palabra.
    María Rosa León

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  102. -Buenos días- saludó el principito.
    -Buenos días - contestó el mercader.

    Era un vendedor de píldoras perfeccionadas que sirven para aplacar la sed.

    - Se las ingiere una vez a la semana - le dijo - y se pierde la necesidad de beber.
    - ¿Y para qué vendes eso? - quiso averiguar el principito.
    - Es una gran economia de tiempo - dijo el mercader - Los expertos han podido calcular que se ahorran cincuenta y tres minutos por semana.
    - Y qué se hace con los minutos ahorrados?. - pregunto el principito
    - Se hace lo que se quiera...
    - Yo - dijo el principito para sus adentros - si tuviera cincuenta y tres minutos para gastar, caminaríamuy despacito a beber agua de una fuente...

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  103. Cuando mis ojos
    cuentan tus lunares
    el tiempo se detiene

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  105. Con la aguja más grande se inoculó la última dosis de tinta. La aguja pequeña cosió con dolor quirúrgico ciertas poesías heridas de muerte. Encendió la lámpara, se sentó y siguió escribiendo con el segundero; ignorando que con cada palabra estaba dándole cuerda a la eternidad.

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  106. Miró la pc. Miró el reloj en su muñeca izquierda. Miró de nuevo la pc. Miró hacia la pared, deseando tener una ventana que le dejara ver el cielo celeste, o nublado, que más daba. Miró el reloj de pared. Notó que el reloj de su muñeca estaba adelantado un minuto y treinta y cinco segundos con respecto al de la oficina. Volvió a mirar hacia la ventana imaginaria. Y esperó. Faltaban sólo siete horas y cuarenta y nueve minutos para encontrarse con el cielo.

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  109. Mesuramos con la mirada interior
    Obturando los oídos con las manos.
    Un latido rítmico, monótono, da cuenta de nosotros.
    Sentimos el ruido de la maquinaria viva.
    Oscila el péndulo, se aísla lo externo.
    Se huele el óxido, la aguja se fatiga.
    Una luz se acerca lenta, relampaguea el engranaje.
    Ochenta y tres, dieciocho, cuarenta o cualquier otro.
    Números sin importancia que marcan secuencias propias.
    Se detiene, se degrada, se comprime la talla, se agusana, se vuelve polvo.
    El vacío invade, sólo queda un rasgo deshilachado en tiempo muerto.

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  110. El tiempo no la puede alcanzar. Cuando la mano descarnada del verdugo está por tocarla, ella consigue alejarse etérea, luminosa, diáfana. Es imposible traspasar ese halo de luz que la rodea, la envuelve, la protege. Tiene la mirada brillante y lejana. Su pelo amarillo pajizo cae en pliegues brillantes sobre sus hombros. Su boca de labios carnosos con su blanca, pareja, perfecta sonrisa no deja de suspirar. El cuello largo, terso, sedoso y ese cuerpo de ninfa vestido sólo por vaporosas gasas.
    Causa temor ver como una y otra vez El se acerca sigiloso, flotando entre nubes grises, polvorientas, densas. Ella se hace la desentendida, la que no lo ve. Lo ignora

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  111. - En la corteza de mis arboles azules, podrás ver las huellas que el tiempo fue dejando...

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  112. Densa humareda del tiempo desgajando mieses servidas
    recostadas sobre lánguida tierra
    Mano de antiguo reloj
    teclea lentas horas del crepúsculo
    envuelto en mortaja ovispal
    Suena el tictac cancerbero
    de tan meláncolica noche
    y arrastra partículas doradas
    sobre el cristal de tus ojos.

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  113. - Conosí tus manos y me arropé en ellas.
    Conosí tu mirada buscadora de mi, y se me impregno el cuerpo de ojos, besos y locura.
    Conosí el olor a vos que me condujo a tus caprichos.
    Conociste los mios y nos unimos y separamos, para volver a poseernos.
    Y vuelvo al tiempo de otras horas, vuelvo al tiempo de abrazos eternos , y ahí es adonde te pierdo
    En las lágrimas, en las dudas y en el aburrimiento, te pierdo y no puedo resignarme.
    El tiempo retrocede treinta años, y ya no volveré a tenerte.

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  114. El ojo del reloj salpica de furia
    Sombras aritméticas se le proyectan frías
    Una escuadra de acrílico acutángula
    Una regla de madera corva
    Un compás de punta roja
    Se los ve calmos y próximos
    Se acercan raudos y óxidos
    Cien mil agujas derramarán espermas
    Detectores de oro posarán la piel
    Equis rayos copiarán mis nombres
    Y máquinas prístinas gritarán soberbias:
    El tiempo existe si así lo dispone el hombre.

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  115. - Quiero creer en algo, no consigo aproximarme, entre dudas y más, el tiempo se me escapa. Lo persigo, acechando su condición de omnipotente. Avanza. Es pionero de lo incomprensible, es angustia es ganas y más ganas, que es el tiempo? Es al camino inexorable hacia la nada.

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  116. Tiempo y espacio. Desgranar tus ganas en mis ganas. Tu tiempo en mi tiempo. Sentirte en el azul de este vacío espacial. Tus manos en mis manos. Tu ilusión en mi torrente y allí, adentro,sin tiempo ni espacio, nuestro último intento desesperado.

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  117. - Somos un colorido rompecabezas armado por particulas de tiempo, pasado y presente. Y ese tiempo inparable juega con nuestra metamorfosis. Creo; pero como Oliverio "yo no aseguro nada"

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  118. A veces no me alcanza con un reloj para medir el tiempo, entonces lo "leo" en mis arrugas, en mis canas, en la lentitud de mi perro viejo. Me doy cuenta del tiempo que pasó los días de humedad, me lo dicen mis huesos. Mido el tiempo cuando veo la misma película en blanco y negro que vi cuando era chica.

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  119. - Esa tarde, la última, en el último abrazo ella se inmovilizó, no quería que el tiempo la alejase nuevamente.

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  120. siempre crei que el tiempo rendía más cuando se envejece, que los días eran más largos, que sobraban varias de las 24 horas. Hace varios años que me doy cuenta de mi gran error. Di

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  121. Esa bestia que arrasa todo muy lentamente, al final nada quedará, jamas nadie podra detener, esa terrible bestia llamada tiempo.-

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  122. Es la ausencia extrema de un lugar con memoria, silencio y sin protagonista
    El fantasma perdido de esa imagen sin escenario ni derecho a la identidad
    El eco en sepia de los gritos de la infancia en la puerta de una escuela abandonada
    La vereda sin gente, la playa sin sombrillas
    La casa de los sueños restaurada en restaurant
    El pasado pisado, el recuerdo hasta las lágrimas de la niñez feliz...
    El tiempo se mide con todo lo que la nostalgia abarca en el corazón, aprieta en el corazón...se lo ve pasar a menudo, a través de los espacios vacíos que un día fueron obra, vida, huella y amor...

    Coni

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  123. - Paso el tiempo y ahí me quedé perdida en lo que despues no fue el último abrazo. Habrá otros siempre que la rueda siga girando.

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  124. Desde la mesa del rincón hacés barquitos de papel de servilleta, mientras esperás tu cortado en jarrito más café que leche.
    Endulzás a gusto. Revolvés muy bien. La espuma se disuelve y gira, como cuando te sentás para hacer tiempo, o en los domingos con amigos, o en tu primera cita. Revolvés de izquierda a derecha como las agujas del reloj de tu muñeca.

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  125. INTERMINABLES DIAS ME SEPARAN DE TU REGRESO
    GIGANTES SOLES DE FUEGO Y ANSIEDAD QUEMAN CADA MOMENTO
    NO VOY A CLAUDICAR EN MI COMPROMISO
    ACEPTAR CADA DIA CON DISFRUTE, Y
    CUANDO VUELVAS, TENDRE MI ALMA LLENA DE COLORES
    ILUMINANDO NUESTRO AMOR INTERMINABLE
    OIGO EL SILENCIO, LOS MINUTOS PASAN Y ESTAS MAS CERCA

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  126. Concebir el tiempo como una carcel era la razón de mis cortísimos días, sin embargo la conjunción de un cuento y una canción modificaron esta problemática exageración.
    A pesar de nuestra avidez por encontrar conspiraciones de la naturaleza, de Dios, de nuestros más cercanos coterráneos, de los yanquis o de quien tenga algun tipo de contacto con nosotros, se puede encontrar que el tiempo en ocasiones se subdivide infinitamente (ah que bueno es releer ""la lotería de Babilonia") y ya sea que una inesperada visita o un encuentro metículosamente planeado se presenten, la felicidad y la emoción son los únicos conceptos que podrían medir tus días.

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  127. Si ves al futuro por ahí, no le digas dónde estoy.
    Elizabeth

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