El principito: según Fercé y FF
...y en el último planeta había un maestro. Apenas llegó, el principito se dio cuenta de que aquel era un lugar muy especial, porque todo el planeta estaba cubierto con hojas llenas de palabras. -Hola -dijo el principito. El maestro estaba sentado detrás de una mesa muy flaca. En la mesa había un millón de hojas apiladas unas sobre otras, y no estaban muy bien ordenadas, se tambaleaban, así que el maestro cada tanto tenía que detener lo que hacía para evitar que todo fuera a parar al suelo. El principito no podía ver qué había detrás de todas esas hojas, y se puso un poco triste, porque a él le gustaban las hojas blancas, porque en las hojas blancas uno podía dibujar corderos y también flores. -¡Hola! –dijo el maestro dando un salto- ¿Quién sos? - Esas son muchas hojas -El principito nunca había visto tantas hojas juntas. -Un millón –contestó el maestro orgulloso- Sentate, te estaba esperando. El maestro desapareció una vez más detrás de las pared de hojas blancas y cuando volvió a apa