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Mostrando las entradas de mayo, 2008

Abelardo Castillo: "No hubo escritores argentinos importantes que no fueran cuentistas"

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Ante la salida de sus cuentos completos, el escritor revisa la tradición y el estado del género hoy. Dice que Cortázar y Borges eran, sobre todo, cuentistas. Por: Héctor Pavón Hay humo esta noche en el balcón de Abelardo Castillo. El escritor se asoma entre las brumas y admite que son humos sampedrinos, de la ciudad de su infancia. Con olor a pasto quemado con reminiscencias juveniles de fondo, entonces, Castillo conversa sobre la publicación de su obra cuentística titulada Cuentos completos. Los mundos reales, que acaba de editar Alfaguara. Castillo ha revisado esos cuentos, agregó nuevos y se sorprendió al leerse joven y distinto. "Está bastante bien" , dice y sonríe sincero. De modo que ahora se sienta a hablar del cuento y del mapa literario que lo contiene. -¿Qué virtudes, o defectos tal vez, le encuentra al cuento en relación con los otros géneros literarios? -Hay un mundo que el cuento puede contar con mucha más facilidad que la novela. Por ejemplo, Dostoi

La poesía actual, según Fernando Savater

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"La poesía siempre ha sido minoritaria, y quizá ahora más. Exige un lector sin prisas, abandonado al texto, en el lugar y el momento adecuado. La poesía necesita apoyo y puede que lo encuentre en internet, con sus blogs y foros regidos por el apasionamiento de los lectores." Fernando Savater filósofo y escritor español

Libro de los Talleres Vol.1

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El día 11 de mayo de 2008, se realizó en la Feria del Libro de Buenos Aires , el lanzamiento del Libro de los Talleres de Editorial Dunken. La presentación estuvo a cargo de la escritora María Granata (quién también prólogo el libro), y del escritor y coordinador de talleres César Melis . En el volumen 1 se incluyeron los siguientes alumnos del taller de creatividad literaria cruzagramas : Larisa Betancur : Ronda en la Dorrego Valeria Cameo: La lanterna Fernando Casella: Delivery Gabriela Deltell : Arañalmas Sanda D’Ovidio : Maquinaciones Fernando Falcone : Profundo Beatriz Giri : Retazos de insomnio Cristian Godoy: Currículum vitae Jimena González : Efemérides Diego Monrroy : Lunes de perros Pablo Naruszczynski : Espera Sabrina Panighini: Camarín de al lado Ana Magdalena Rodríguez: Pulmonada Elsa Villareal: Agridulce Docente: Sebastián Gabriel Barrasa (el Zaiper) Coordinación editorial y diagramación: Natalia Ayelén Vega Diseño de tapa: Natalia Rocío Altube Ver todos los autores publ

Mayo de 1968, según Joaquín Sabina

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Aquel año mayo duró doce meses tú y yo acabábamos de nacer y un señor muy serio moría del disgusto en la primera página del ABC Los claveles mordían a los magistrados París era un barrio con acordeón Marx prohibió a sus hijos que llegaran tarde a la dulce hoguera de la insurrección La poesía salió a la calle reconocimos nuestros rostros supimos que todo es posible en mil novecientos sesenta y ocho Jean-Paul Sartre y Dylan cantaban a dúo jugaban al corro Lenin y Rimbaud los relojes marcaban cuarenta de fiebre se hablaba de sexo en la empresa Renault Dos y dos ya nunca más sumaron cuatro sufrió mal de amores hasta De Gaulle en medio de Praga crecían amapolas como un reto rojo al gris hormigón La poesía salió a la calle reconocimos nuestros rostros supimos que todo es posible en mil novecientos sesenta y ocho Pero no pudimos reinventar la historia mascaba la muerte chicle en el Vietnam pisaban los tanques las flores de Praga en México lindo tiraban a dar Mientras "Che" cavaba su

Día del trabajador

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Sonó la sirena. Quizá marque la hora precisa del fin de tu jornada laboral. Hoy te ganaste el pan con el sudor de tu frente, con el agotamiento de tus músculos, con el crujido de tus huesos. Ganaste el pan y miraste a todos con la frente en alto. No sólo miraste a tus hijos. También miraste con la frente en alto a la naturaleza y a la historia. Los historiadores sabrán decirlo mejor, pero pasamos por la caza y la pesca, por el trueque, por el comercio, por la agricultura, por los sistemas feudales y esclavistas y luego llegamos a la revolución industrial. Probablemente a nadie se le había ocurrido que el tiempo de trabajo podía tener un límite. En 1886 los obreros de Chicago se hartaron. Querían ser algo más que los engranajes de una cadena de producción que les daba el pan a cambio de la vida. Tenían que terminar con eso. Ocho horas de sudor tenían que ser suficientes. Decidieron reclamar. Y reclamar fue morir. Pero no murieron en vano. A partir de entonces, la jornada laboral tiene