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Mostrando las entradas de enero, 2009

Los poetas (por Sandra Russo)

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Hay que cuidar la idea de la batalla cultural para que no se convierta en un lugar común, en un entremés del habla pública, en una zona habilitada para vehículos todoterreno. Hay que cuidarla del lugar común porque los lugares comunes, en el lenguaje, diariamente llevan a cabo su paradoja: cuanto más comunes y frecuentadas son algunas expresiones, menos se cree en ellas; dejan de ser palabras dichas por personas, para convertirse en implantes siliconados del discurso. Dicho esto, me pregunto: ¿qué tan importante es para nosotros la poesía? Me lo pregunto no internándome en un altillo a leer a Pessoa o Ungaretti sino saliendo a la calle. Me lo pregunto, por ejemplo, en un patio de comidas de un shopping. ¿Qué tan importante es para nosotros la poesía? O en una sala de espera de dentista, o en la peluquería. Hace unos años hubo un cambio de tendencia, y en las peluquerías clase A hay revistas de actualidad, pero también de diseño y arquitectura. Todas las mujeres leemos, en la peluquería

Arte y técnica (por Ezra Pound)

Las mejores obras probablemente "fluyen", pero eso sucede después de que el uso del instrumento se ha convertido en su segunda naturaleza; cuando el escritor ya no tiene que pensar en cada detalle, del mismo modo que el tenista no necesita pensar en la posición de cada músculo en el golpe de raqueta. Ezra Pound

Analfabetos (por Silvia Furuzawa "Keiko")

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El uso total de la palabra para todos[...] No para que todos sean artistas, sino para que nadie sea esclavo. Gianni Rodari. Me gustaría pedir perdón a las palabras por todas las veces que las utilicé mal. Por haberlas dejado en un rincón, olvidadas. Me gustaría pedirles perdón por todas las veces que las pronuncié con el tono equivocado, en el momento equivocado, con la certeza equivocada. Cuántas veces me las guardé por temor a lastimar, pero también cuántas, las callé por miedo a comprometerme, y por temor a amar de más. Entonces, pienso en los niños que aún no fueron alfabetizados y en cuánta potencia tienen sus palabras y sus dibujos. Por qué razón es que nos descolocan: los retamos porque nos parecen crueles, pero en el fondo los admiramos porque pueden decir lo que piensan y lo que les pasa. Perturba tanta sinceridad. Tanta espontaneidad. Y también pienso en tío grande, que fue prisionero de guerra y su diálogo cotidiano parece una sucesión de haikus. Puedo entender su lenguaje