de viajes y mudanzas
Dice el psicoanálisis que se trata de uno los temas más traumáticos, tan fuerte como un casamiento, un nacimiento o una muerte. Vos: ¿qué opinas?
Se admiten: microrelatos, prosa poetica, poesía en verso, o cualquier otra cosa que sea breve breve, pero muy breve. Antes de participar dale una leída a las reglas generales de los collages.
Se admiten: microrelatos, prosa poetica, poesía en verso, o cualquier otra cosa que sea breve breve, pero muy breve. Antes de participar dale una leída a las reglas generales de los collages.
Viajo hacia una muerte inconclusa
ResponderBorrarinconcisa
Estalla el verde incandescente
bebido en el muro de la tierra
Estalla el color en un gorjeo de aromas
y bulle en trueno la savia sabia
Las formas, en un evangelio de sombras
transforman nombres conforman espacio
deforman tiempo devoran ritmo
Erosiones
Eclosiones
Explosiones
Viajo hacia la nutriente de la tierra
mañana
renaceré en el árbol
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ResponderBorrarLos paisajes variados y los colores intensos se descubren abandonando la carretera principal. Por los caminos secundarios el viaje no es tan fácil pero vale la pena la diversidad de emociones. A veces nos cruzamos con otro viajero en busca de mundos nuevos y por un trecho nos sentimos acompañados. Pero la osadía de satisfacer nuestros caprichos, de saciar la sed con la propia esencia, se paga con la soledad.
ResponderBorrarViniste. Y no sé si hay espacio suficiente en el placard para toda tu ropa. Tampoco sé dónde pondremos todos tus libros, ni tus apuntes, ni tus revistas. Ya sé que faltan muebles y sobra mugre. Ya sé que falta espacio. Y sé que el futuro está acá, a la vuelta. Pero también sé que sobra amor. Sé que mi casa se transformó en nuestro hogar. Sé que soy feliz. Somos.
ResponderBorrarLa verdad es que uno nunca se muda de una sola vez. Vos no llegas a tu casa únicamente ese sábado a la mañana. No. Porque somos algo así como dragones con un cuerpo largo formado por nuestros recuerdos, miedos, ansiedades, rutinas, y lo primero que llega es la cabeza del dragón con ideas practicas porque hay que llevar adelante un trabajo enorme moviendo tus cosas de una casa a la otra, pero después de un par de días volvés a llegar con el silencio, mirando una nube desde el bacón, y muchas veces más, entras por primera vez cuando escuchas tus discos, y cuando a la noche abrís el mismo capitulo de la novela que cerraste el ultimo día antes del viaje. Y así la casa se va poblando poco a poco. Aunque en realidad me parece que la cola del dragón no llega nunca. Que se quedó dormida, soñando debajo de una mesa, sobre una alfombra con migas de galletita y superhéroes inmortales.
ResponderBorrarIgual yo la sigo esperando.
Una vez alguien me dijo que cuando te vas de viaje sos una persona y al regresar ya no sos la misma. Siempre he sentido que es así, que al tomar distancia de lo cotidiano, los cambios se general de manera natural, casi espontánea. Hoy me encantaría hacer un viaje, dejarme atrás, volver otra.
ResponderBorrarTal vez se parezca a llenar los rincones sin muebles. Con carozos de aceitunas deshojadas con los dedos. A la caducidad de los bolsos de viaje, porque ya es tiempo de vaciarlos. Sacar los pasajes amarillos, el sobrecito de shampoo que siempre sobró. Tejerlos para invadir. Los huecos, muchos.
ResponderBorrarDesnudarme los pies en el telar. Y jugar a que no me ves en el espejo.
Alojamiento. Con ropa blanca, sin ropa blanca, sin ropa blanca ni mucama. Desayuno artesanal, desayuno común, sin desayuno. Con vista a las sierras, con vista al lago, sin vista ni horizonte. Cerca del centro (que bueno), lejos del centro (que bueno). Baño privado, baño compartido, mejor no me baño. DirecTV, tv por cable, tv por aire, ¿para que quiero tv de vacaciones?
ResponderBorrar¿Como sobreviviré dos meses más con todas éstas preguntas acechándome? ¿Falta mucho para el 28 de enero?
Vuelve la cautela en la oscuridad. Hay rincones y todavía no les conozco el secreto. Hay fantasmas míos que ahora bailan impunes. Prendo la luz de noche mientras palpo los vértices, encuentro las aberturas a palma.
ResponderBorrarY de a poco recupero lo que nunca será mío entero: las sombras del silencio.
El orden casi, me esperaba quieto
ResponderBorrarEn el medio, los pomelos y el tapiz
Tres gatos con una mirada triste
Y los cuadros procedentes de París
El cáliz griego se mudó de espacio
Y el perchero parecía más blanco
El candelabro arrinconado siempre
Mientras el orden me esperaba cauto
Sin embargo se olía a desamparo
Como que algo faltaba en el recinto
No encontré aquel pato enamorado
Ni la última copa de aquel tinto
Sólo se llevaron cosas pequeñas
Pobres ladronzuelos de baja estofa
Objetos tan valiosos en su esencia
Objetos tan pequeños en sus formas
Seguro que la noche abrió las puertas
Y entonces las sombras entraron libres
¿Cómo alguien puede robar con orden?
¿Cómo alguien puede robar sin timbres?
¿Dónde quedó el perfume de tus ropas?
¿Quién se guardó el andar de tus zapatos?
O quizá nadie ha robado nada
Y tan sólo te haz ido por un rato.
Será tu casa, pero antes un santuario. Con ofrendas de "lo que te hace falta":las plantas, según tu mamá; la heladera llena, de acuerdo con toda la familia. Los imánes y números de teléfono para una tía.
ResponderBorrarY la paleta de colores que querés mezclar a tu manera.
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ResponderBorrarUna cucharada en una mesa cualquiera y los labios empastados de mermelada de frambuesa.
ResponderBorrarUna cuchara desubicada de protocolos; en shorts y musculosa.
Frambuesa impúdica, sin pan. Con olor a piel salada de mar y ojos cansados de sol.
También, a alguna vez de taza con el humo que empañaba la ventana. El vidrio espejando un cerro ya sin nieve.
Paladar sin reloj ni brújula.
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ResponderBorrarCompré un pasaje a tu vida. Corta estadía de una semana obvia. Armé la mochila mental, reservé los días, decidí tirarme a ese lago vestida. Las hormigas de la duda me caminaron íntegra, pero puse pastillas de Raid en sucesivos desayunos. Sorprendida por la autodeterminación tras una colecta de opiniones, te grité desde acá agitando el papelito con sonrisas prometidas en la boletería de Retiro…
ResponderBorrarHace quince minutos perdí el colectivo. Sobornaste vilmente al chofer para que zarpara antes. Lo sé.
Estoy sentada en el asfalto percudido que no humedeceré jamás. El horizonte se corrió de lado, me pidió que dejara de ojearlo.
Volvieron las hormigas a sacarme la lengua, algunas cantan “Buena suerte y hasta luego”.
Dejé el equipaje en la terminal y salí corriendo sin mirar.
Ahora comprendo y me da lástima: te perdiste mis ojos, para siempre.
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ResponderBorrarEl recuerdo de tu piel viene atrapandome seguido. No quiero mas poesía que emerja de tu cuerpo.
ResponderBorrarMudo mi incognita y trato de olvidarte.No verte aliviana mis deseos y verte estalla en mis sentidos.Que sos, que fuiste y que serás alla tan lejos.
- La casa grande vive
ResponderBorrares tan enorme,
que puede ocutarse o expandirse
perversa acecha
no mide, en consecuente
invade penas
aleja lo que quiere
me tiene presa
no alcanzo a destarme
mas de cien años
vibrando en las paredes
mil soledades
habitan sus pulmones
su corazon
es de cortezas duras
y en su escalera
se rien los fantasmas.
El olor de mi casa nueva...
ResponderBorrarMe veo parada en el umbral respirando hondo, sintiendo el olor a pintura de paredes recién nacidas. Imaginando la distribución de los muebles. Viendo las caras de felicidad de mis hijos, eligiendo un dormitorio para cada uno. Las maderas de los marcos parecen haber crecido recién. Todo está limpio, todo es nuevo, no hay orificios con insectos al acecho. El aroma, mezcla de maderas y esmalte, es tan embriagador! Por fin tenemos casa nueva! Al menos hasta que despierte.
Embolsar las horas sin minutos
ResponderBorraro las miradas manchas del estuco
recortar biblias de santos inservibles
o relojes de arenas movedizas
valorar los afectos olvidados
o las sorpresas de objetos encallados
atrapar el vuelo de polillas dormidas
o el rumor de cuentos en desuso
abrir ese cajón de porquerías
o esa foto solitaria y renegrida
acicalar esos trapos de emociones
o esos trajes de talles encogidos
descubrir varios nombres apilados
o ese escondite de madera despintado
encontrar doce tréboles resecos
o seis fibras de flores desteñidas
descolgar retratos de ansiedades
o telarañas espontáneas de collares
oler a ollas de aceites destapados
o a rincones polvorientos de recuerdos
Verter el llanto en la abandonada baratija
o mudarse enroscado a la mismísima valija
El recuerdo de esos días afuera, los dos juntos, sin preocupaciones...me enojan frente a esta realidad.
ResponderBorrarPero sé que todo vuelve a empezar y que ya estaremos juntos nuevamente en algún otro lugar. Asique sigo mi rutina en paz.
- Mudo mi alma, pero mi cuerpo se aloja en lugares repetidos.
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