Los presentes (por Nelais Regazzoni)
Cruzó desnudo la calle. Deseaba tomar un taxi, pero estaba desnudo, sin bolsillos sin monedas sin salvavidas. Siguió dando vueltas mareado. Ella no aparecía. La buscó en Plaza de Mayo toda la tarde. Besó las palomas, las ratas y los grillos. Ninguna era ella. Por eso se durmió un rato para soñarla desnuda también como él. La recordaba insultando a los cascos que "cuidaban" la avenida, pero tristemente no la escuchaba.
Entonces sonó fuerte la Valsé d´Amelie desde una radio a pilas y lo sobresaltó. Así desnudo y semidormido bailó a los saltos por los bancos, armó corazones de pochoclo con los cables y las moscas, invitó a los árboles cantores. Bailó imaginando que ella estaba desnuda y blanca, y que también escuchaba la melodía y se zambullía en la fuente. La imaginó con el pelo más largo y sin papeles ni luciérnagas en la boca.
Creyó verse en mitad de la plaza a los dos desnudos, en mitad de la plaza, con menos dueños. Con veinte años desnudos.
Marianela Regazzoni
poeta cruzagramística
publicado en el libro BLA
y en ynosecomodecirtelo
Comentarios
SÓLO EL TALENTO UNIDO A LA SENSIBILIDAD DE TALES HECHOS LOGRAN ESTE DOLOROSO EFECTO EN QUIEN TE LEE.
¡FELICITACIONES!
Hay que seguir luchando por el juicio y castigo a todos los responsables de los crímenes cometidos y por la restitución de la identidad a los jovenes apropiados.
Muchas gracias por esta caricia que nos regalaste.
Te mando un beso.
te fuiste, carajo
como servil cordero,
patético ser camuflado
no sacaste las garras
del autoritarismo enmascarado.
me quedo con las ganas,
las guerras ganas
de desenmascararte
las batallas de sentidos
encontrados,por aceptar
que ya nadie podrá juzgarte.
te salvo la muerte
que es premio de vida
para quien aniquilo
a tantos inocentes.
o lo que es peor,a pesar de los años,nunca sintieron remordimiento.
a los que torturaron,a los que mutilaron familias,a los que creyeron que su verdad les daba poder para hacer atrocidades,y que la verdad de los otros no era digna de juzgarla en democracia,para los que recordamos el 24 de marzo y todos los demás dias del año.
En esa esquina que en primavera huele a paraíso estaban los dos estudiantes. Él tenía las zapatillas sucias y una mochila medio descosida. El Colo, como le decían en la escuela, se acomodó el gorrito de lana mirando para todos lados. Ella dejó el paquete al lado del árbol.
Se tomaron de la mano. A veces todo el universo está de acuerdo y hace que dos sonrían al mismo tiempo.
El viento los empujaba hacia el parque.
Dos patrulleros se cruzaron delante de ellos. Ocho hombres bajaron con armas largas.
El viento se detuvo y cada uno sintió un silencio mordiendo por dentro.
Con palabras y empujones los arrastraron hasta la calle.
Tenemos que escapar, pensó él.
No hicimos nada grave, nada malo tiene que pasar, rezó ella.
A los dos les temblaban las piernas y les sudaban las manos.
En esa ronda de pesadilla no había mucho para elegir.
El le susurró- Cuando te diga.
Y ella respondió- Mejor nos quedamos.
Desde el otro lado, un policía miraba a sus compañeros sin dejar de apuntar. Todos parecían alterados y nerviosos. El paquete seguía al lado del árbol.
Él dudaba. Tal vez esos chicos le recordaban su propia adolescencia, ahora tan lejana y extraña.
No le parecían peligrosos. Se veían asustados como las liebres cuando se ven cercadas.
Desde adentro del Colo una fuerza lo impulsó a tirar de la mano de su compañera para salir corriendo. Así fue. Los hombres se les quedaron mirando como incrédulos.
Apenas corrieron unos metros. Los disparos los dejaron en el suelo y de la mano.
Alguien levantó el paquete que había quedado al borde del árbol. Los panfletos pedían por un boleto estudiantil que permitiera a todos llegar a la escuela.
A ellos ya los llevaba el viento.
Uno puede pensar que llega a la vida como si fuese un actor. Un actor que vive un mundo de certezas e ilusiones, que representa en cada acto su esencia, su estirpe.
Yo fui durante mucho tiempo uno de ellos, la estrella de mi vida. Hasta que un día… un día alguien llama a la puerta, y no es el cartero, sino una persona mayor que dice ser mi abuelo, que dice que mi familia no es mi familia, que dice todo con la mirada, que dice que se acabó la función.
Cuando desperté de la ira, me supe un actor de reparto, casi destrozo el decorado, no me acordaba la letra, y en el teatro no había más público que mi soledad.
Fue difícil, no lo niego. De a pequeños pasos comprendí, que a pesar de haber vivido el engaño tras un telón sin sentido, en el fondo, pero muy en el fondo empecé a reconocerme.
Al cambiar el escenario bruscamente, ya no importa si el apellido es Gandolfi o Retalde, importa el ser.
Hoy como siempre, mi escenario sigue siendo la vida. Sigo actuando con una nueva identidad, con pasado, con magia verdadera. Cuando Camila crezca podré contarle quién es su padre, sin telones, sin función, cara a cara.
estoy cansada
vieja y cansada
ya pasaron tántos años
tántos años preguntándome
dónde estás
dónde está la semilla que alimentabas en tu vientre
es inconsolable la duda
el no saber
estoy cansada y vieja
de tanto rodear la plaza
el pelo se volvió blanco
los ojos secos
presiento que mi tiempo se acaba
pero no descansaré en paz
si nuestras almas se llegaran a reunir
no me cuentes nada
no lo podría soportar
tan sólo abrázame y lloremos juntas
Guardar silencio
guardar respeto
guardar memoria
fotos en blanco y negro
discos de pasta.
No olvidar.
A guardar a guardar
cada cosa en su lugar
Antón Antón Antón pirulero
cada cual cada cual
atiende su juego
juguetes libros cajas papeles
indultos
dolores
en baúles cerrados
en bolsos de colores
en estanterías numeradas.
Guardando se tapa se esconde
se protege
como se guardan los secretos
bien tapados
como se guardan los misterios
bien callados
sin miedos ni vergüenzas
porque guardar alarga la vida
porque estar en guardia siempre es bueno
cuando el orden es desorden
cuando lo limpio se ensucia
cuando justo gana lo injusto.
Resguardar
aguardar
desguardar
No están
adónde fueron,
palomas con mensaje
Yo cobarde, escapé
y sufrí el destierro
como herida y muerte
Volví y busqué
busqué y revolví
entre los despojos
de nombres y esperanzas
Ahora me siento extraña
en mi propia tierra
No soy de aquí
ni soy de allá
soy otra paloma
tratando de arrullar
a los que no veo
Linda inspiración Nela para que estén presentes.
Salú
Qué grandes cosas escribieron.
(Gracias)