Feliz cumple ARGENTINA

Feliz cumple a todos los nacidos en la Argentina

Feliz cumple a todos los que pisaron nuestra tierra y se quedaron

Feliz cumple a todos los que nacieron aquí y se tuvieron que ir por las fuerzas mayores de los motivos,
pero que se les escapa un lagrimón cuando sienten el olor del mate, o ven una foto del obelisco o escuchan la melodía de un tango.
Felicidades también a los demás pueblos de latinoamérica, la patria grande, que están cumpliendo dos centurias en estos tiempos.

No se como desearle felicidades a los descendientes de los antiguos habitantes de esta tierra:
tehuelches, mbya guaraníes, avá guaraníes, kollas, omaguacas, calchaquiés, chanés, tapietes, tobas, atacamas, wichis, mocovíes, chilupíes, huarpas, araukanos, mapuches, selk´nam (onas), rankulches, lules, diaguitas...

La tierra es grande y mucha. Los mapuches dicen que nadie puede ser dueño de la tierra, porque nadie puede ser dueño de su madre. El fruto de la tierra es de quien la trabaja.

Luego de doscientos años, aún quedan deudas pendientes.
Las fronteras son una circunstancia. Nuestro país es una cabal demostración de eso. La cultura argentina es la policulturalidad.
No somos iguales. Somos necesariamente diferentes. Creo que lo importante es aprender a reconocernos y aceptarnos y aprender de esta diversidad.

Felices se cumplan nuestros deseos de unidad y crecimiento. Las cosas no se hacen solas. Somos protagonistas necesarios.
Y cuando lo olvidamos nos pasa lo que nos pasa.
Y cuando lo recordamos nos pasa lo que queremos.


Completá este texto con tu crónica de los festejos, estés en donde estés, con tus comentarios sobre estos doscientos años: lo que hicimos, lo que falta, de dónde venimos, a dónde vamos, quiénes somos... queremos


Comentarios

Carmen Mancini dijo…
mi corazón echó raíces celestes-blancas
que se hunden en la tierra fértil
en la quebrada
en el llanto de la quena
del hermano del norte
cabeza baja
brazos cansados
en la zafra y en la mina
lloran las cascadas
es roja la tierra que mamó la sangre derramada
la savia del oprimido

surcan la pampa
los fantasmas de pies descalzos
ecos de galopes al viento
el grito del malón
el estruendo de los fusiles

más al sur
truena el glaciar
en los lagos de cristal
escoltados por árboles milenarios
testigos mudos del arriero
en su camino contra el viento helado

la cruz del sur
bendice
con su faro perdido
en el confín del mundo

doscientos años no alcanzan
la promesa inicial aún reposa tras un velo
tal vez mañana
con las manos unidas

tal vez
mañana
La historia contada desde la Biblia dice que Dios hizo al hombre de barro...
Los argentinos estamos hechos
de yerba mate y choclo en chala,
de caña de azúcar,
de tortas fritas,
de dulce de leche,
de empanadas norteñas
de viento sureño
de tierra genuina
que todo lo dá
aunque le quitemos...
Estamos hechos de
barro y pampa,
con la piel teñida
celeste y blanco,
pero también teñida con
el Cerro de los Siete Colores,
Con lágrimas de las Cataratas
del Iguazú
De los esteros del Iberá
Y con lágrimas negras de los
yacimientos que alguna vez fueron nuestros
De las islas que nos arrebató otros niños
Somos mezcla de nietos de las abuelas de los pañuelos blancos.
Mezcla de inmigrantes europeos,
mapuches, tobas, matacos, guaranìes...
¡Acá estamos!
Anónimo dijo…
En el " Día del Bicentenario", el humilde homenaje de mi poesía.
Besos: Ana María





QUISIERA



Quisiera verte un día con tu figura altiva

Erguida, sobre el caos que tu vida signó.

Que tu vestido níveo no acuse en su blancura

ni sangrientos desgarros, ni huellas del dolor.

Para que al verte otros, no sospechen siquiera,

por el mar de tinieblas que tu vida pasó



Quisiera que tu cuerpo de magnífica esencia,

ostente cicatrices, producto del horror.

Para que nunca olvide tu sabia inteligencia

la angustia que pasaste, y sepas decir: ¡¡No!!...



Quisiera que tus brazos unan en tu regazo,

a aquellos hijos tuyos con palabra de honor.

Para que juntos puedan subirte nuevamente

a ese plinto de gloria que el esfuerzo creó.



Que florezca en tus manos otra vez la armonía.

Que juegue a tu reparo la niñez, su dulzor.

Que tus jóvenes sepan, que con esfuerzo digno

pueden echar raíces, sin rabias, sin temor.



Que margines por siempre a los sádicos lobos

que con pieles de oveja te quieran engañar.

Que sepas alejarte del siniestro veneno

portador de miseria, de hambre y necedad.

Para que pueda toda tu extensión dolorida

cubrirse, con el manto piadoso de la Paz.



Quisiera verte “Patria”, espartana y altiva,

enarbolando alto, tu Bandera de amor.

Que se prodigue en fábricas, escuelas, facultades,

ese caudal de luces que brilla en tu interior.

Y quisiera que sepas, que muchos de tus hijos...

¡Aún gritamos “Presente”… para salvar tu honor!





Ana María Sanchis
Nani Garro dijo…
Mañana empieza el primer día de los terceros cien años, mañana hay que ir a trabajar y seguir construyendo la Argentina de penas y alegrías, pero HOY FESTEJAMOS. No estaremos para el festejo del Tricentenario, pero hoy estamos alegres, felices, llenos de ganas. Si cada cien años estamos así, muy agradecidos ( pero no ciegos)y esperanzados, está bien, la historia marcha bien. La memoria ha hecho un balance positivo. Que a nuestros nietos y bisnietos les pase lo mismo. Nada más.
Diana H. dijo…
Me encantó tu texto. Me hizo eco porque justamente la diversidad, que solemos ver como la explicación a nuestros obstáculos, es lo que más me estuvo pegando estos días. ¿Y si alguna vez nos jugara a favor? ¿Y si empezamos a creer que sí?
Dejo link a mi texto, aunque ya aparece en la lista de blogs.

http://salida-al-alba.blogspot.com/2010/05/grandes-ninos-abuelos-adolescentes.html

Abrazos fraternales.
Marco Bustamante (desde Viña del Mar, Chile) dijo…
A todos mis amigas y amigos argentinos, que no son pocos y que además me destinguen con su amistad, un saludo afectuoso desde este otro lado de la cordillera para ustedes que representan a una hermosa nación, llena de contradicciones como todas las del mundo nuevo, un abrazo cariñoso por el aniversario número 200 de la querida República Argentina.

En algún lugar de mi equipaje, me sorprendí repasando un tango y las hermosas mujeres porteñas de color azul se habían quedado allí a pesar de mi.

Marco
(desde Viña del Mar, Chile)
Keiko dijo…
sobre el 24 de mayo:

...después de no poder escuchar el programa de radio, salí corriendo para tomar el colectivo hasta Banfield. Habíamos arreglado con mi hermana y mi cuñado para ir en auto a los festejos del bicentenario. Cuando llegamos no había lugar para estacionar, así que dejamos el auto en donde se pudo, y caminamos unas quince cuadras. Me gustó eso de entrada! Caminar con ganas para llegar a una fiesta!

Llegamos y era un mundo de gente. Una marea humana! Lindo, emocionante. Mientras caminabas y entrando a los stands, podías ligar un golpe de mochila, un empujón, una mano pegajosa de bebé. Y también una sonrisa de bienvenida y muchas caras de felicidad. Y esto debe ser la vida.

Llegué a casa a la noche y bajé correo. Leí que habían arreglado para encontrarse... entonces pensé que, sin saberlo, a la misma hora, estuvimos caminando las calles de la Patria y del corazón. Y que eso no estaba nada mal.


sobre el 25 de mayo:

- impresionante la proyección sobre el Cabildo
- me encantó el desfile organizado por Fuerza Bruta. Sin dudas el arte toca otras fibras de la cabeza y el corazón, y así nos mostraron una síntesis maravillosa de la historia de nuestra Patria.
El arte, la cultura en las calles. Que se repita!
EL CHANGO dijo…
ARGENTINA

Mucho sur
Mucha tierra
Generosa en recursos

Muchos próceres
Muchos caminos
Muchas ideas
Mucho himno

Muchos inmigrantes
Mucha fe
Mucho ayudarse
Mucho humor
Mucho futbol
Mucho garca
Mucha garra

Mucho alambrado
Mucha villa miseria
Mucho buenos aires
Mucho talento
Mucha música
Mucha literatura

Mucha corrupción
Mucha desconfianza
Mucha herida sin cerrar
Mucha antinomia
Mucho caos

Mucha carne
Mucha hambre

Poca justicia

Mucho futuro
Bea dijo…
Después de procesar todo lo visto y oído durante los festejos, puedo decir que fue la fiesta de todos. ¡Es como increíble en nuestro país tan grande y fragmentado! Porque sí es cierto que hay asignaturas pendientes, como la concresión de una identidad común.Y la fiesta del bicentenario para mi fue el gran anticipo.
¡Lo vamos a lograr!
Anónimo dijo…
senti dos



En la gran urbe del país los festejos se abalanzan y las multitudes corean y vitorean las patrias. Tantas patrias juntas: la de Belgrano, la de Moreno, la de Castelli, la de cada corazón salpicado de fuegos artificiales. El suelo es una lentejuela.

En la gran ubre del país se mira desde la pantalla y se siente el silencio de las estrellas.

Elizabeth Carpi
Nilda Salgueiro dijo…
Los pueblos originarios
"Caminante no hay camino, se hace camino al andar"...Y caminaron desde los cuatro rumbos. Marcharon para salir de las sombras donde los civilizados quisimos sepultarlos. Pero nos equivocamos, después de quinientos años no estaban muertos. Resistieron. No son fantasmas del pasado. Llegaron juntos para hacerce visibles. Para poder vivir en y de sus tierras.
Nosotros, los invasores, no supimos entender la riqueza de su cultura, que preservaron y no pudimos quitarles:la preciosa herramienta de sus manos, la sabia medicina que da la naturaleza, su acontecer en fraternidad,su comunitario respeto a la madre tierra.
Fueron y son pacíficos. Con su humildad nos dan ejemplo de
sabiduría.
Cuánto más nos habríamos enriquecido espiritualmente si en lugar de arrinconarlos después de la masacre, hubiésemos respetado su pertenencia a esta tierra.
Nací nieta de inmigrantes, pero mis hijos, nietos y bisnietos, todos vimos la luz aquí, en este suelo y somos argentinos porque la patria ya había nacido; pero me hago cargo y me avergüenzo por el sufrimiento de nuestros hermanos, los pueblos originarios, nacidos antes del descubrimiento y la brutal conquista
Lo que la historia negó durante doscientos años, hoy es un camino de alumbramiento; renace con la fuerza de la legitimidad injustamente postergada.
Laura Rodríguez López dijo…
Un abrazo cálido Argentina por estos doscientos años.Doscientos años que se vuelven punto de referencia de otros pueblos en Latinoamerica,que compartimos más de una historia.Porque nos pueden separar kilómetros, sin embargo,al leer sus palabras son más las coincidencias que las diferencias.
Buscamos nuestra identidad entre los diferentes grupos etnicos que conforman nuestros países,luchando contra estereotipos y la definición racial de la diferencia.Las diferencias existen y seria un error subestimarlas pero debemos emprender un proceso de asimilación y tolerancia,si no es así esto deriva en opresión y violencia.En el camino que vamos creando hemos de aprender las lecciones que nos lleven a mejorar como individuos primero y luego como sociedad.
Hay mucho por andar,mucho que aprender pero sobre todo mucho más que hacer.

Laura Rodríguez López (México)
Cecilia Rezával dijo…
Un tumulto nacía en la Avenida de Mayo y se desbordaba por entre las veredas y las calles. La cercanía era tan próxima, que apenas uno podía moverse. Un gran océano compuesto por ínfimas partículas. Personas. Amuchadas unas sobre otras, cobraban una cierta independencia restringida. Cada persona era una pequeña porción de la gran masa. Cuando se movía una, se movía otra que movía a otra, que deslizaba a otras. Y así, las partículas mudaban suavemente de posición. El gran océano dibujaba otra figura.
Ese total amalgamado, que lindaba entre lo jocoso y lo desesperante, se mantenía unido por el ánimo festivo. Había música, había comida y bebida. Había regalos para el pueblo, estructuras que iluminaban los ojos y las sonrisas. Comidas exóticas. Platos típicos. La resistencia a ese patriotismo de escarapela, lentamente cedía. Se agitaban dos colores. Un sentimiento casi olvidado: formar parte. De una idiosincrasia, de una historia en común.
La historia para ser vista con un solo tipo de lentes; afuera, quedan los que no incluimos. Un devenir histórico que nos sitúa aquí. Ahora. La prueba de tolerancia es alta. Eramos millones. Eramos uno.
Apoyado en una valla, un señor tarareaba con voz desaforada, los sonidos de una milonga que al mismo tiempo sonaba en un bandoneón.
Los rostros se miraban y espejaban las sonrisas. Sonaba la canción que todos sabemos. La que memorizamos a pedido de nuestras maestras. Los sonidos atardecían en un hecho histórico. Volvían hombres de otras épocas, esta vez sin mármol.
Un gran cluster de latidos corría por las venas de la 9 de Julio. Estábamos vivos. Sonreíamos.