Frío, pólvora y violín (por Marina Arévalo)

Zoilo se desliza por las calles arboladas. Acaricia y besa los capullos de las flores. Bailotea descalzo alrededor de la plaza grande en busca de una moneda y un aplauso. Guarda su violín sin cuerdas en el hueco del árbol. Con una caña y un sueño enhebra las notas.
A muy pocos se lo cuenta. Y cuando lo hace, sus ojos se nublan de pólvora y sangre. Entonces arma un cigarro y se va. El viento se lleva sus penas embolsadas y la piel se le agrieta hasta sangrar. Él vivió las bombas y las metrallas y sus pies se congelaron hasta dolerle.
Tenía hambre y sed y los zapatos rotos. Soñaba con un castillo enorme de chocolate que le sirviese de refugio, para dormir ahí, abrigado, y volver a ser niño y remontar barriletes hasta las nubes.
Se acurruca sobre sus rodillas y es un espiral humano sobre la escalinata blanca del amanecer que no llega nunca.
Zoilo tiene un monumento que alguna vez le dedicaron a todos ellos en un lejano 2 de abril. Pero no le sirve porque no aplaude, no le habla, no lo mira. No lo mima.


Marína Arévalo de Sacardo
Micros para viajar a donde quieras, Vol.1
(Ed. Artilugios)


Nuestro pequeño homenaje a los pibes que mandaron a morir en una guerra absurda, organizada por psicópatas y borrachos, en el año 1982, mientras el Pápa venía a consolarnos y se jugaba otro mundial de fútbol. 

Comentarios

Anónimo dijo…
Felicitaciones a la autora por el texto...


¿ Y si hubiera huelga eterna de soldados?
¿Y si una mañana nadie se despertara para ir a matar y todos decidieran no ir a la guerra?
¿Si quedaran solos para siempre, frente a frente los dos más poderosos del mundo capaz de decidir la matanza de miles de hombres?
¿ Y si quemaramos todas las armas, todos los fusiles, todos los cañones?

Ningún Presidente de ningún país será recordado jamás por los jóvenes que envió a la guerra, sino por las desiciones que lo llevaron a suspender el ataque...


NO A LA GUERRA, SÍ A LA VIDA...


En homenaje a todos los soldados a los que de chiquita les enviaba chocolates y dibujos coloridos en una encomienda que nunca llegó a destino...
A todos los que vivieron el más nefasto invento del hombre...
La mentira más grande de todos los tiempos...
La humillación social más dolorosa...
El peor de los errores
La más imperdonable de las crueldades...


No eran psicópatas ni borrachos, y ahí radica su más desagradable accionar...
No estaban bajo los efectos de una enfermedad psiquiatrica, ni bajo los efectos del alchool

Tenían maldad, seguramente una infancia poco feliz, perversión, eran gente macabra y sin valores humanos, más fríos que un témpano, faltos de verdad y de humanidad... desesperados por el poder y sin corazón...

no puedo perdonar el daño que causaron a los jóvenes argentinos, y lo mismo va para los jovenes británicos... cuando se trata de una guerra, no tengo nacionalidad, como dijo Sting, ¨compartimos la misma biología sin que nada importe la ideología¨

No es justa la sangre derramada por la barbaridad de la guerra en ningún ser humano...


Ahí radica el más equivocado de los encuentros entre dos seres humanos de distintas culturas obligados a quitarse mutuamente la vida en la más triste de las cruzadas...
Comparto casi todo lo que poner el Anónimo,
sólo una observación.
Esa maldad que describís clínicamente se llama psicopatía. No confundas con psicosis. Un psicópata es completamente consciente de sus actos.
Así que sí: eran (son) psicópatas, y por eso no pueden convivir en sociedad.
Sonia Cautiva dijo…
Ninguna guerra es justa. La guerra es un crimen.
Nuestra guerra de Malvinas fue una aberración, una masacre creada para beneficio de esos que no son pocos y aún quieren ganarla de una manera u otra.
Como bien dicen todos, hemos estado en manos de asesinos y borrachos. Quizás la borrachera pueda llegar a aminorarse pero la cualidad de asesinos, ésa, no. Siguió imperando como aún quiere reaparecer.
Como dice Marina de Arévalo en su cuento, los chicos,ellos, no hablan, no aplauden, pero nosotros sí sabemos que no puede repetirse.
Hermoso, triste, real cuento, Marina de Arévalo.
Gracias
Sonia
Anónimo dijo…
¡FELICITACIONES MARINA por el texto literario y su contenido!
¿Cómo puede ser que en este siglo de tanto avance cientifico y tecnológico, los hombres tengan que acudir a las armas para resolver un conflicto?
Marta S. Siciliano
Anónimo dijo…
El texto de Marina refresca la memoria. Pienso en el otro escenario de Malvinas: el continente, con actos en todas las plazas de los pueblos y ciudades (la de Mayo en Buenos Aires) con expresiones de adhesión al conflicto. También la prensa lo reflejó. Muchos aplausos y loas al borracho dictador.
De esa parte, ¿cuándo nos vamos a hacer cargo los argentinos?
La guerra de Malvinas fue un exterminio masivo de adolescentes, con fusiles tan pesados, como cargar un compañero al hombro, que de hecho lo han tenido que hacer y borcegos rotos que anestesiaban sus pies doloridos, pisando una tierra tan lejana e inhospita como los criminales que los mandaron como carne de cañon.
Y lamentablemente muchos no soportaron tamaño dolor y decidieron terminar con sus vidas lejos de Malvinas. Pero con el corazón destrozado por el recuerdo de estruendos, balas cuchillas de hielo y colchones mojados por el rocìo gélido y las psicopateadas de los que repetían: "Los hombres patrios se forjan en las guerras" ¿que guerra?¡criminales!
y es verdad, Marina, las pocas estatuas que hay en su "conmemoraciòn" tampoco pueden transmitir nada porque estàn congeladas...
Excelente texto. Te felicito.
Anónimo dijo…
HERMOSO TU CUENTO MARINA, ES UNA SÍNTESIS DE LA ABERRACIÓN Y LA DESIDIA, YO TENÍA APENAS DIESCISIETE AÑOS POR ESE ENTONCES Y CAÍ EN LA IGNORANCIA DE CREER QUE LA GUERRA NOS DEVOLVERÍA UNA "SOBERANA UTOPÍA" YO TEJÍ BUFANDAS Y VÍ COMO LA GENTE FUÉ UTILIZADA, PARA ULTRAJARLE LAS ESPERANZAS, ROBANDOLE EL ORO;A JUBILADOS, HUMILDES Y RICOS.EN FÍN SIEMPRE SEREMOS UNOS CONEJITOS DE LA "INDIA".MANIPULADOS, POR ESA PEQUEÑA PANTALLA, QUE NOS VENDE PESCADO PODRIDO, DE ÉPOCA. KELLY SHAGÓN.