La ventana (por Ivan Ramirez Orcajo)

Imaginate que abro una ventana. Una ventana no convencional. Una ventana no ajustada a la definición. Que no está en un muro, ni tapa un agujero para dar luz y ventilar un espacio. ¿Qué abriré entonces si no es eso? Quizá abro sólo una palabra; la entelequia de una representació n. Abro lo que me dijeron que sería una ventana. Abro la mirada interior para ver con claridad un mundo fantástico. Abro de par en par una ventana al mar, la ventana indiscreta; la que emerge y cuenta los secretos. Me detengo en la luz del ojo de buey y digo: “Quizás abra todas esas ventanas de sintagmas compartidos y nunca pueda abrir mi propia ventana”. Seguramente, por esto escribo. Porque necesito luz. Que no me limite, que no me cierre, que me vuele más alto.

A veces, cuando estoy acompañado, me siento solo; entonces exagero mi suspiro. Me sorprendo hablando en voz alta, imagino un personaje, lo dibujo, le subo colores, le armo situaciones, lo pongo en aprietos, me meto en él. Lo sufro, lo río de reír y lagrimeo y desato mi furia. Puteo, grito, vuelvo al escritorio, me pongo las pantuflas, me calmo, atornillo mi culo en la silla y escribo.

Entonces levanto la vista y leo en voz alta. Si hay poesía, giro a mi izquierda y disparo una mirada eterna a través de mi ventana de aluminio.


Iván Ramírez Ventano
(alias Ivan Ramirez Orkajo)
(alias Jorge Degui)

escritor cruzagramístico

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